Aunque no tengo la pierna rota, estoy tan aburrido y cansado, que me dedico a mirar por la ventana con mi teleobjetivo preparado, como aquel personaje de la película “La ventana indiscreta”.

Espero que no me pase lo que a él, que cotilleo, cotilleo, sea testigo de un posible asesinato, y corra peligro mi vida. No tengo la pierna rota pero estoy engordando de manera alarmante. Ya he batido mi record de peso de toda mi vida y mi mala forma física me hace una presa fácil.