La historia del puerto donostiarra es muy antigua. Construido en el siglo XV  al pie del monte Urgull, entre el Paseo Nuevo y la Parte Vieja y protegido de los vientos del norte se encuentra este recogido puerto, para muchos, el lugar originario de la ciudad. En él vivía un pequeño núcleo de pescadores que, ya en la edad media, se dedicaban a la caza de la ballena y el bacalao, llegando en su persecución hasta los bancos de Terranova.

Paralelamente a la pesca va desarrollándose, a partir del siglo XIV un próspero comercio marítimo. San Sebastián llega a ser puerto de Navarra y en sus muelles se embarca el aceite y el vino para Francia, Inglaterra y Flandes.  Como necesidad impuesta por este comercio, en las orillas del río surgen astilleros y herrerías.

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