Me apunté a un curso de narrativa breve y lo que parecía un juego fácil se ha desvelado como algo muy fuerte, y que exige esfuerzo y tiempo. Para este mes, además de las tareas de lectura y escritura semanales, tenemos que crear un relato con el tema «Aceptación de la muerte» y llevo trabajando en él algo de tiempo. He creado ya tres historias, una realista donde un anciano de más de 100 años aceptaba la muerte tras haber vivido, pero no me ha terminado de convencer; otra donde un guerrero fantasma en un desfiladero aceptaba su desaparición como espíritu errante tras comprobar que lo que le ataba a la tierra ya se había solucionado, que tampoco quedaba redonda en tres páginas, y la tercera, la historia de un androide securata en una nave espacial que realiza un largo, largo viaje y se aburre y va haciendo sin querer desastres en la nave. Aquí no tengo claro todavía si la aceptación de la muerte es la suya propia o la de los tripulantes de la nave que quiere proteger.