Como apasionado de la fotografía, no he podido evitar sentirme cautivado por la serie de Netflix «Ripley», basada en la aclamada novela de Patricia Highsmith. Desde el primer momento, su intrigante trama y el personaje principal  (que me ponía muy nervioso) captaron mi atención, pero lo que realmente me dejó sin aliento fue su impresionante trabajo de fotografía.

Me lo habían advertido pero, desde el primer fotograma, supe que «Ripley» sería una experiencia visual que no podía perderme. Cada episodio es una auténtica clase magistral en composición visual. Me maravillé con el uso magistral de líneas, formas y espacios negativos, que no solo me inspiraron, sino que también me brindaron técnicas que estoy ansioso por aplicar en mi propio trabajo fotográfico. Las escaleras tienen un protagonismo muy importante, podríamos decir que son el segundo papel de la serie.

Lo que más me fascina de la fotografía en «Ripley» es cómo va mucho más allá de ser un mero componente estético. A través del lente, se desvelan las emociones ocultas de los personajes, se destacan detalles sutiles que fácilmente podrían pasar desapercibidos, y se insinúan eventos futuros que me mantienen en constante expectativa. Robert Elswit, el director de fotografía, maneja la cámara con una maestría que intensifica la historia y enriquece cada momento visual.

Para mí, «Ripley» no solo celebra la fotografía como una herramienta narrativa poderosa, sino que también me invita a contemplar la belleza y complejidad del mundo, incluso en sus sombras más oscuras. Si compartes mi pasión por la fotografía, te aseguro que esta serie es imprescindible. Es una experiencia visual que, sin duda, te dejará sin aliento.